Opinion: Por Carmen Khalil.
Para la mayoría, hacer análisis de un partido, es analizar las técnicas, el juego, el arbitraje o el rendimiento de un jugador, Para mí, que no soy experta en nada de lo anterior, pues en el fútbol soy mucho más aficionada que periodista, el análisis es un crisol de sensaciones, y una muy intensa se produce cuando caminas contracorriente en el justo momento que los aficionados abandonan el estadio. Una marea blaquiazul con cara de resultado, inunda la avenida Martiricos y adyacentes, y da la sensación de que eres la única persona en el mundo que va al revés.
Al término del partido de ayer, arrastrando la decepción de la derrota, y con la prisa de llegar a zona mixta antes de que Pellicer ofreciese la rueda de prensa, caminé, no voy a decir deprisa porque mis pies no me daban, pero sí lo más diligente que pude hacía nuestra querida y majestuosa Rosaleda. Por el camino corto, pero repleto, un sinfín de saludos de esta grandísima familia que es el malaguismo, el malaguismo DEL BUENO.
La emoción crecía en esos pocos pasos que me separaban de la entrada, al encontrar alguno de esos niños que nos visitan habitualmente en Rosaleda Fans, y que ayer andaban cabizbajos pero con el ánimo indeleble de sus padres. Llegando a mi destino casi que había que reprimir ya alguna lagrimilla que quiere escaparse, no por la derrota, sino por el increíble cúmulo de sentimientos que desprende esta marea. Pero fue justo frente a la puerta de Ben Barek, con los últimos rezagados aligerando el paso, cuando de verdad sentí en su máxima expresión ese partido.
Hacía quince minutos que el colegiado había pitado el final, y habíamos perdido por tres goles, pero la gente de la Grada de Animación, seguía rugiendo en la grada como si hubíesemos ganado cinco cero, y no cesaban, y los cánticos, el bombo y la emoción eran tal altos que daban ganas de entrar y sumarse. Unos minutos después, en la rueda de prensa del míster, no pude por menos que preguntarle por esa afición que lleva en volandas al equipo, PASE LO QUE PASE, y me dió tremenda alegría volver a coincidir con don Sergio en opinión pues sin cortedad el técnico de Nules sentenció la frase del día, que no se refería ni a la derrota puntual y al mal día, que cualquier equipo pueda tener, de refería a esa afición: "Chapeau por ellos", dijo.
Os podía contar también la decepción que siento con esos que se bajan del barco a la primera ola, pero... son cuatro, no merece la pena.
Gracias.
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